viernes, 17 de agosto de 2012

Su sonrisa 
es tan fresca
que podría aliviarme en una noche de verano.
Su mirada es tan profunda
que podría intimidar a Chuck Norris 
e incluso Arnold Schwarzenegger.
Mientras que su boca grita libertad,
la mía grita mis más grandes temores.

Siento que acabo de morir de nuevo.

Estas son las cosas que escribo durante las clases.

Escribir me hace bien.